¿Ya creaste tu cuenta de inversión en Balanz, pero no sabes cómo empezar a invertir en la bolsa? En este artículo te damos los 5 consejos clave que todo principiante debería seguir y que a los expertos les hubiese gustado saber cuando comenzaron.
1. Conocer nuestro perfil de inversor
Conocer tu perfil de inversor es el primer paso sugerido para comenzar a invertir, ya que a partir de eso podemos elegir cuáles son las opciones de inversión que más se adaptan a nuestras necesidades.
Es decir, cuando hablamos de perfil de inversor nos referimos a la relación entre los ingresos que esperamos percibir de nuestras inversiones y el riesgo que estamos dispuestos a asumir, durante el período o plazo que planificamos para nuestra cartera. Por eso, poder definir cuánto queremos invertir, por cuánto tiempo y cuánto estamos dispuestos a perder, es clave a la hora de elegir los activos.
Existen tres tipos de perfiles:
Conservador: Este perfil de inversor desea formar una cartera tradicional con instrumentos financieros que tengan bajo riesgo, para así mantener el valor del capital y no sufrir pérdidas. Este tipo de inversión genera ganancias apenas por encima de la inversión realizada, priorizando estabilidad en el valor de sus inversiones y esperando un rendimiento modesto. El inversor está dispuesto a perder poco o nada de dinero, esto puede ser por tener capital muy limitado, porque prefiere tener una disponibilidad inmediata de su dinero para afrontar pagos en el corto plazo, o por rasgos de su personalidad.
Moderado: Este perfil de inversor busca el crecimiento de su capital a lo largo del tiempo. Tiene una aversión al riesgo moderada, por lo tanto, está dispuesto a asumir variaciones del valor de su inversión a cambio de incrementar su capital en el mediano plazo. Se mantienen en un nivel balanceado. La cartera de estos inversores suele estar compuesta en su mayoría por títulos de renta fija, y un pequeño porcentaje del capital puede estar invertido en instrumentos de renta variable, como las acciones.
Agresivo: Este perfil de inversor persigue altos niveles de rentabilidad en sus inversiones al posicionarse en activos con mayor variabilidad de precio, en general, de largo plazo. Invertir en estos activos implica un mayor nivel de riesgo. Las carteras de este perfil tienen una mayor participación en instrumentos de renta variable y de productos derivados, como futuros y opciones.
Para saber qué tipo de inversor sos, ingresá a nuestro Test del Inversor y descubrilo en un minuto.
2. Invertir de forma inteligente
Una vez que tenemos identificado nuestro perfil de inversor, el siguiente paso es poder armar una cartera que se adapte a nuestras necesidades y objetivos. Para eso, es clave tener en cuenta los plazos, la renta y el riesgo de los activos.
Cuando hablamos de plazos, nos referimos al horizonte de inversión que puede ser de corto, mediano o largo plazo. Esto es, cuánto tiempo estamos dispuestos a esperar el rendimiento de un activo.
En relación con el tipo de renta, hay activos de renta fija y de renta variable; el primer tipo de inversiones implica que, al momento de adquirir los valores negociables, conocemos el flujo de fondos que prometen pagarnos y en que fechas concretas sucederá. En cambio, en el caso de los instrumentos de renta variable, hablamos de flujos de fondos esperados, no prometidos, pues están sujetos a la dinámica de un negocio que depende de las condiciones del mercado, de la productividad de la empresa emisora, de condiciones coyunturales y variables macroeconómicas, entre otras.
El riesgo corresponde a cuánto estamos dispuestos a perder en una inversión, que puede ser el total de esta o una parte.
Para invertir de forma inteligente, lo ideal sería tener un portafolio de inversiones diversificado con instrumentos de corto, mediano y largo plazo y con valores negociables de rentas, tanto fija como variable.
3. Conocer las alternativas de inversión del mercado
El próximo paso es conocer la oferta del mercado, la cual es muy variada, por eso desde Balanz, te comentamos sobre los diferentes instrumentos que podés adquirir desde nuestra plataforma:
Acciones: Representan a una parte del capital social de una empresa. Son los valores negociables convencionales de renta variable.
CEDEARs: Los Certificados de Depósito Argentinos representan activos que cotizan en el exterior, los cuales se pueden comprar en la bolsa local en pesos o en dólares.
Fondos Comunes de inversión: Carteras diversificadas de activos, administradas por profesionales.
Bonos públicos: Títulos de deuda emitidos por el Estado. Son los instrumentos de renta fija más negociados en nuestro país, en los cuales el inversor actúa como prestamista a cambio de un rendimiento en un plazo determinado.
Obligaciones Negociables: Instrumentos de renta fija que emiten las empresas para financiarse y que el inversor puede adquirir a cambio de un rendimiento preestablecido.
Futuros: Contratos en los cuales las partes se obligan a comprar o vender en el futuro y a un precio preestablecido determinados activos. Tienen su razón de ser en brindar cobertura de riesgos, pero también son instrumentos atractivos para especular.
Opciones: Contratos que sirven tanto para cobertura de riesgos, como para especulación, en los cuales la parte compradora adquiere el derecho a comprar (o vender) en el futuro determinado activo subyacente a un precio que se fija en el presente y la vendedora asume la obligación de responder en consecuencia, como su contraparte.
Cauciones Bursátiles: Son operaciones similares al depósito a plazo fijo bancario, para la parte colocadora, pero cuentan con mayor flexibilidad de plazos y garantía del mercado. El plazo y la rentabilidad se determinan de antemano.
4. Conocer las regulaciones y cuestiones impositivas
En este punto es importante tener en cuenta que las regulaciones y normativas suelen modificarse todos los años, por lo cual, consultar las novedades resulta un ejercicio necesario antes de invertir.
Básicamente, los principales (pero no los únicos) impuestos que actúan sobre las inversiones financieras son el Impuesto a las Ganancias y el de Bienes Personales.
En primer lugar, es importante tener en claro cuál es tu condición fiscal, ya que, si sos monotributista, dentro del pago mensual del monotributo se incluye el Impuesto a las Ganancias, pero no el de Bienes Personales. Por su parte, los responsables inscriptos, sí deben presentar declaraciones juradas de ambos impuestos.
Además, hay que tener en cuenta los mínimos no imponibles, ya que dependiendo de los valores manejados es que se debe tributar o no, así como las exenciones.
Por otro lado, no todos los activos tributan con el mismo criterio, por ejemplo, la tenencia de acciones de empresas locales que cotizan en la bolsa de nuestro país, en Bienes Personales son no computables, estamos ante el caso de responsables sustitutos (el impuesto lo paga la empresa) y, en el caso del impuesto a las Ganancias, está exento el trading (la compra/ venta del activo) para las personas humanas, no así los dividendos (la distribución de rendimientos de la empresa a sus accionistas).
Por otro lado, los CEDEAR están gravados por el impuesto a los Bienes Personales, mientras que, para el Impuesto a las Ganancias, el trading está exento, pero los dividendos están gravados.
Como mencionamos, las regulaciones suelen ir cambiando, por lo tanto, es ideal asesorarse con un contador, para que pueda guiarte en estos asuntos que deben ser gestionados por profesionales que conozcan la normativa vigente.
5. Identificar variables macroeconómicas que afectan las inversiones
Hay que prestar atención a las variables macroeconómicas ya que estas pueden prevenirnos sobre diferentes escenarios de los cuales podemos sacar ventajas.
En este sentido, es importante tener en cuenta los datos que nos muestran la salud de una economía determinada, para conocer las expectativas de los agentes económicos (consumidores y empresarios) y el desempeño de esta.
Según si las expectativas son positivas o, por el contrario, se anticipa una caída de la actividad económica en el futuro, es que podemos elegir nuestras inversiones. Por ejemplo, si los indicadores son favorables, las acciones son una excelente opción, ya que su valor va a subir, a raíz del optimismo sobre el crecimiento de la producción.
Por otro lado, si los indicadores que describen el desempeño de la actividad económica, tales como crecimiento del PBI, nivel de empleo, confianza de los consumidores, entre otros, evolucionan acorde a las expectativas positivas que se tenían, esto retroalimenta el optimismo de los inversores, haciendo que se intensifiquen los movimientos al alza en los precios de los activos en los mercados financieros.
Por ejemplo, si los datos son negativos, el empeoramiento de la actividad económica dificultará el rendimiento de la tenencia de acciones de las empresas, por lo que el interés por la compra de estos activos bajará, lo cual hará caer su precio en el mercado.
Es sumamente importante armar un portafolio y un plan de inversión que pueda enfrentar de la mejor manera los diferentes escenarios y, así obtener mayores beneficios.
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El presente artículo es de carácter meramente educativo tendiente a proveer cierta información del mercado de capitales para conocimiento del público inversor en general.