¿Qué es la Tasa Variable?
Una tasa variable es un tipo de tasa de interés que se ajusta periódicamente en función de un índice de referencia, como la tasa LIBOR, la tasa del Banco Central o cualquier otra tasa del mercado. Esto significa que los pagos de intereses pueden aumentar o disminuir a lo largo del tiempo, dependiendo de las fluctuaciones de la tasa de referencia. Las tasas variables son comunes en préstamos hipotecarios, bonos y otros productos financieros, ofreciendo la posibilidad de beneficiarse de tasas más bajas cuando los mercados son favorables, pero también conllevando el riesgo de pagar más cuando las tasas suben.
Ejemplo:
Un inversor adquiere un bono a 5 años con una tasa de interés variable ligada a la tasa LIBOR más un margen del 2%. Si la tasa LIBOR es del 1% en el momento de la emisión, el bono pagará un 3% de interés en el primer período. Sin embargo, si la LIBOR sube al 2% en el siguiente período, la tasa de interés del bono subirá al 4%.
¿Cuándo es recomendable optar por una tasa variable en lugar de una tasa fija?
Optar por una tasa variable puede ser recomendable en entornos donde se espera que las tasas de interés disminuyan o se mantengan bajas, lo que permitiría beneficiarse de menores pagos de intereses. También puede ser una opción para aquellos que buscan aprovechar movimientos del mercado a corto plazo.
¿Qué riesgos conlleva una tasa variable?
El principal riesgo de una tasa variable es la incertidumbre. Si las tasas de interés aumentan, los pagos de intereses también subirán, lo que podría afectar la capacidad de pago del prestatario o reducir la rentabilidad de una inversión.
Las tasas variables ofrecen flexibilidad y la posibilidad de obtener menores pagos de intereses en un entorno de tasas bajas, pero conllevan el riesgo de variabilidad y posibles incrementos en los pagos.